Compartieron la merienda en la plaza con personas sin techo
Voluntarios de una ONG lo hacen todos los sábados en la plaza San Martín. Piden que el Gobierno solucione el problema.
Diario Los Andes, domingo, 01 de diciembre de 2013
Así se llama esta acción que Voluntarios en Red emprende cada
sábado con quienes no tienen nada. (Florencia Kaiser / Los Andes)
Verónica De Vita - vdevita@losandes.com.ar
Como cada sábado, ayer por la tarde un
grupo de alrededor de 50 personas en situación de calle recibió una mano
solidaria que les brindó algo para calmar el hambre. El grupo
Voluntarios en Red organizó en la plaza San Martín de Ciudad una
"Merendada" en la cual cada uno llevó lo que pudo para aliviar un poco
las necesidades de ese grupo que ya les resulta conocido.
Es que la mayoría va todas las semanas y muchos de ellos estaban alojados en el Oratorio Ceferino Namuncurá de Las Heras, que fue cerrado a mediados de noviembre. Allí, el gobierno provincial había abierto el primer refugio para albergar a los "sin techo", pero con fecha de cierre.
Pizza, flan, ensalada de frutas, arroz con leche, se ofrecieron generosamente. "La idea es que en vez de compartir la merienda en la casa se comparta acá, lo que se pueda", señaló Hugo Fiorens, titular de esta entidad que tiene más de 20.000 voluntarios. De este programa en particular -que ya lleva dos años- participan alrededor de 50, muchos de ellos en familia.
Servir al otro es el objetivo y es lo que se los ve hacer, llenando el recipiente vacío que se les extiende. Entre ellos también hay niños que participan acompañados de familiares mayores e intercambian mucho más que diálogo, empapándose de otras realidades.
Los beneficiarios son personas que sólo tienen algún bulto como pertenencia pero a las que les sobran necesidades. Se acercan con sus efectos personales a cuestas y los dejan a un costado, no muy lejos. "Es que los cargan a todas partes que van porque no tienen dónde dejarlos e incluso tienen que dormir sobre ellos por temor a que se los roben", apuntó Fiorens.
Contó que lo primero que hacen es llenarse los bolsillos, porque será el desayuno del día siguiente y recién entonces toman su mediatarde. "Por eso siempre hay que calcular doble ración", comentó.
Los que merendaron ayer ya son habitués: uno de ellos apuntó que además conoce los horarios de otros lugares, mayormente iglesias, donde puede acercarse para calmar al estómago.
Cristina (48) detalló la difícil situación en la que vive mientras sostenía una compotera con un postre de frutilla y chocolate. Es que no sólo tienen hambre de comida: se sienten perseguidos y discriminados.
"Lo que más necesitan los hombres es un lugar dónde quedarse, dónde estar. Muchos viven en hospitales pero los echan y pasa lo mismo con los baños públicos. ¿Quién les va a dar trabajo así?", se preguntó. Siguió contando que está en la calle desde los 12 años y que en pleno invierno ha tenido que dormir en un banco de plaza a la intemperie.
"Pero yo me las rebusco como puedo, vendo cosas, como por ejemplo tarjetas. No voy a esperar que alguien me venga a salvar", dijo la mujer.
Otro joven comentó que es habitual que se los lleven detenidos por averiguación de antecedentes cuando no están haciendo nada y que la última vez que ocurrió lo tiraron al suelo con tal violencia que le arrancaron una muela. Además, mencionó que tuvo que salir con tal apuro y tal desorden del refugio que se le perdió el documento y está esperando la renovación, lo cual también le trae complicaciones.
Frente a esta situación es que la red se ha contactado con referentes del gobierno provincial para buscar una mejor calidad de vida para estas personas. "Es el nuevo paradigma del voluntariado: dejar de ser asistencialista para buscar soluciones de fondo", afirmó Fiorens.
Hasta el lugar llegó Juan Carlos Villegas, director de Emergencia Social, para hacer un relevamiento de las personas que requieren un techo.
Es que la mayoría va todas las semanas y muchos de ellos estaban alojados en el Oratorio Ceferino Namuncurá de Las Heras, que fue cerrado a mediados de noviembre. Allí, el gobierno provincial había abierto el primer refugio para albergar a los "sin techo", pero con fecha de cierre.
Pizza, flan, ensalada de frutas, arroz con leche, se ofrecieron generosamente. "La idea es que en vez de compartir la merienda en la casa se comparta acá, lo que se pueda", señaló Hugo Fiorens, titular de esta entidad que tiene más de 20.000 voluntarios. De este programa en particular -que ya lleva dos años- participan alrededor de 50, muchos de ellos en familia.
Servir al otro es el objetivo y es lo que se los ve hacer, llenando el recipiente vacío que se les extiende. Entre ellos también hay niños que participan acompañados de familiares mayores e intercambian mucho más que diálogo, empapándose de otras realidades.
Los beneficiarios son personas que sólo tienen algún bulto como pertenencia pero a las que les sobran necesidades. Se acercan con sus efectos personales a cuestas y los dejan a un costado, no muy lejos. "Es que los cargan a todas partes que van porque no tienen dónde dejarlos e incluso tienen que dormir sobre ellos por temor a que se los roben", apuntó Fiorens.
Contó que lo primero que hacen es llenarse los bolsillos, porque será el desayuno del día siguiente y recién entonces toman su mediatarde. "Por eso siempre hay que calcular doble ración", comentó.
Los que merendaron ayer ya son habitués: uno de ellos apuntó que además conoce los horarios de otros lugares, mayormente iglesias, donde puede acercarse para calmar al estómago.
Cristina (48) detalló la difícil situación en la que vive mientras sostenía una compotera con un postre de frutilla y chocolate. Es que no sólo tienen hambre de comida: se sienten perseguidos y discriminados.
"Lo que más necesitan los hombres es un lugar dónde quedarse, dónde estar. Muchos viven en hospitales pero los echan y pasa lo mismo con los baños públicos. ¿Quién les va a dar trabajo así?", se preguntó. Siguió contando que está en la calle desde los 12 años y que en pleno invierno ha tenido que dormir en un banco de plaza a la intemperie.
"Pero yo me las rebusco como puedo, vendo cosas, como por ejemplo tarjetas. No voy a esperar que alguien me venga a salvar", dijo la mujer.
Otro joven comentó que es habitual que se los lleven detenidos por averiguación de antecedentes cuando no están haciendo nada y que la última vez que ocurrió lo tiraron al suelo con tal violencia que le arrancaron una muela. Además, mencionó que tuvo que salir con tal apuro y tal desorden del refugio que se le perdió el documento y está esperando la renovación, lo cual también le trae complicaciones.
Frente a esta situación es que la red se ha contactado con referentes del gobierno provincial para buscar una mejor calidad de vida para estas personas. "Es el nuevo paradigma del voluntariado: dejar de ser asistencialista para buscar soluciones de fondo", afirmó Fiorens.
Hasta el lugar llegó Juan Carlos Villegas, director de Emergencia Social, para hacer un relevamiento de las personas que requieren un techo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario