Cerró el único refugio para los "sin techo" de Mendoza
Si bien estaba convenido que el Ceferino Namuncurá abriera hasta el 31 de octubre, el año pasado lo hizo hasta diciembre. Sus ex moradores ahora deben dormir en la calle.
Edición Impresa: Diario Los Andes, sábado, 16 de noviembre de 2013
Carla Romanello - cromanello@losandes.com.ar
María Cristina tiene 45 años y desde los 41
que vive en la calle. Hasta hace dos semanas pasaba las noches en el
Oratorio Ceferino Namuncurá de Las Heras, donde el gobierno provincial
abrió el primer refugio para albergar a los "sin techo".
Pero luego de su cierre el 31 de octubre pasado tuvo que buscarse un lugar en uno de los jardines de la Plaza Independencia, donde se prepara una cama con cartones que le sirve para descansar.
"Desde setiembre nos venían diciendo que nos buscáramos algo. Encima quisieron arreglar todo con una choripaneada de despedida", contó indignada la mujer, que es diabética y para poder comer pide en la parada de los colectivos.
Si bien el cierre del refugio ya estaba convenido para esa fecha porque está pensado para dar una solución momentánea durante la temporada invernal, en 2012 su atención se extendió hasta diciembre.
Desde mayo a octubre pasaron por allí un total de 180 personas -que se alojaron desde una noche hasta varios meses- y el promedio de asistencia fue de 50, tal como informaron desde la Dirección de Emergencia Social de la provincia.
Salir del pozo
Reunidas en la Plaza Independencia, un grupo de personas que hacen de ese punto de la ciudad su lugar de residencia y que anteriormente estuvieron en el Ceferino Namuncurá, hablaron de las necesidades de que reabra y también reclamaron una solución permanente.
"Tendría que reabrir más tiempo porque hay gente discapacitada que se fue a vivir ahí y ahora no tiene nada", expuso Juan José (39), quien es celíaco y se encuentra muy por debajo de su peso.
"Uno quiere dormir en una cama todo el año, no solamente cuando hace frío. Habría que pedir a los funcionarios que vengan a pasar alguna noche con nosotros", interpeló Alejandro (46), que se siente un "desaparecido" en democracia por ser invisible para las autoridades.
Por su parte, María Cristina y su pareja, Pablo Joel (29), piden una colaboración que les permita "salir del pozo". "Vas a buscar trabajo y no te toman en ningún lado. Me he cansado de mandar currículums y no pasa nada. Si nos dieran una mano todo sería más fácil", comentó el joven que para juntar unas monedas se dedica a limpiar depósitos de los quioscos.
"Nadie sabe lo que es pasar una noche en la plaza. Es muy complicado porque vienen muchos chicos drogados y borrachos y te tenés que estar cuidando todo el tiempo", detalló la mujer mientras recordó lo mal que la pasó el jueves con el fuerte Zonda que azotó la provincia.
Muchos de ellos también se quejaron de algunas de las condiciones del refugio: "En las comidas siempre nos terminaban dando las sobras de lo que la gente donaba y los baños nos los abrían de vez en cuando y estaban siempre sucios", denunció Abel (45).
Respuesta oficial
Juan Carlos Villegas, director de Emergencia Social, remarcó que si bien ya no cuentan con el albergue siguen gestionando distintos tipos de ayuda para la gente que no tiene lugar para vivir.
"Cerramos como estaba previsto en el convenio y si bien en 2012 se extendió hasta diciembre, este año empezamos antes", informó el funcionario, que contó que durante el último mes ofrecieron a la gente distintas alternativas. "A los mayores de 60 se les ofreció ayuda de la dirección de Adultos Mayores si no tenían PAMI y a los menores les pedimos que se agruparan en grupos de 3 ó 4 para alojarlos en pensiones", indicó Villegas, que deslizó que tienen tres grupos en estas condiciones.
"Los que volvieron a la calle fue porque no nos pidieron la ayuda", aseguró y destacó que actualmente cuentan con una línea de subsidios para alojamiento a la que todavía se puede acceder.
Durante el tiempo que duró el refugio, relató que se trabajó en talleres de salud, documentación, autoestima, empleabilidad, convivencia, entre otros. Para seguir incrementando la respuesta del Estado, Villegas adelantó que están trabajando en abrir un albergue lo antes posible. "La idea es no esperar al invierno".
Con respecto a las quejas sobre las condiciones del lugar, aseveró que visitaba el refugio varias veces por semana y que la comida siempre fue de excelente calidad. En cuanto a los baños, explicó que en contadas ocasiones se acabó el agua y por ello tuvieron que cerrarlos, pero que estuvieron siempre disponibles. "La verdad que es muy difícil conformar a todos porque están conviviendo muchas personas que no se conocen", manifestó.
Organizaciones colaboradoras
La ONG Voluntarios en Red calcula que en el Gran Mendoza hay unas 350 personas en situación de calle, que además de las plazas eligen la Terminal, el Hospital Central y los puentes para cobijarse. "Ellos tienen derecho como cualquier persona de dormir y bañarse, por eso intentamos ayudar a que haya refugios permanentes", expuso Hugo Fiorens, titular de la entidad.
Mientras estuvo abierto el refugio, los voluntarios les llevaron alimentos y actualmente continúan colaborando con ellos todos los sábados en la plaza San Martín. "No hay una verdadera solución para ellos, por eso intentamos acompañarlos, escucharlos y dignificarlos", subrayó Fiorens.
Noelia Aguilar pertenece a los salesianos de Don Bosco y durante varios meses trabajó como voluntaria para preparar la comida en el refugio. "Íbamos antes de que llegaran para poder prepararles la cena. Se recibían muchísimas donaciones", recalcó la joven que aunque ya no está más en el albergue sigue en contacto con ellos.
"Todavía no sabemos qué va a pasar el año que viene. Lo importante es que se sigue trabajando. Hasta se ha conseguido dinero para que dos de ellos vayan a Córdoba para recuperarse de las drogas", precisó.
Pero luego de su cierre el 31 de octubre pasado tuvo que buscarse un lugar en uno de los jardines de la Plaza Independencia, donde se prepara una cama con cartones que le sirve para descansar.
"Desde setiembre nos venían diciendo que nos buscáramos algo. Encima quisieron arreglar todo con una choripaneada de despedida", contó indignada la mujer, que es diabética y para poder comer pide en la parada de los colectivos.
Si bien el cierre del refugio ya estaba convenido para esa fecha porque está pensado para dar una solución momentánea durante la temporada invernal, en 2012 su atención se extendió hasta diciembre.
Desde mayo a octubre pasaron por allí un total de 180 personas -que se alojaron desde una noche hasta varios meses- y el promedio de asistencia fue de 50, tal como informaron desde la Dirección de Emergencia Social de la provincia.
Salir del pozo
Reunidas en la Plaza Independencia, un grupo de personas que hacen de ese punto de la ciudad su lugar de residencia y que anteriormente estuvieron en el Ceferino Namuncurá, hablaron de las necesidades de que reabra y también reclamaron una solución permanente.
"Tendría que reabrir más tiempo porque hay gente discapacitada que se fue a vivir ahí y ahora no tiene nada", expuso Juan José (39), quien es celíaco y se encuentra muy por debajo de su peso.
"Uno quiere dormir en una cama todo el año, no solamente cuando hace frío. Habría que pedir a los funcionarios que vengan a pasar alguna noche con nosotros", interpeló Alejandro (46), que se siente un "desaparecido" en democracia por ser invisible para las autoridades.
Por su parte, María Cristina y su pareja, Pablo Joel (29), piden una colaboración que les permita "salir del pozo". "Vas a buscar trabajo y no te toman en ningún lado. Me he cansado de mandar currículums y no pasa nada. Si nos dieran una mano todo sería más fácil", comentó el joven que para juntar unas monedas se dedica a limpiar depósitos de los quioscos.
"Nadie sabe lo que es pasar una noche en la plaza. Es muy complicado porque vienen muchos chicos drogados y borrachos y te tenés que estar cuidando todo el tiempo", detalló la mujer mientras recordó lo mal que la pasó el jueves con el fuerte Zonda que azotó la provincia.
Muchos de ellos también se quejaron de algunas de las condiciones del refugio: "En las comidas siempre nos terminaban dando las sobras de lo que la gente donaba y los baños nos los abrían de vez en cuando y estaban siempre sucios", denunció Abel (45).
Respuesta oficial
Juan Carlos Villegas, director de Emergencia Social, remarcó que si bien ya no cuentan con el albergue siguen gestionando distintos tipos de ayuda para la gente que no tiene lugar para vivir.
"Cerramos como estaba previsto en el convenio y si bien en 2012 se extendió hasta diciembre, este año empezamos antes", informó el funcionario, que contó que durante el último mes ofrecieron a la gente distintas alternativas. "A los mayores de 60 se les ofreció ayuda de la dirección de Adultos Mayores si no tenían PAMI y a los menores les pedimos que se agruparan en grupos de 3 ó 4 para alojarlos en pensiones", indicó Villegas, que deslizó que tienen tres grupos en estas condiciones.
"Los que volvieron a la calle fue porque no nos pidieron la ayuda", aseguró y destacó que actualmente cuentan con una línea de subsidios para alojamiento a la que todavía se puede acceder.
Durante el tiempo que duró el refugio, relató que se trabajó en talleres de salud, documentación, autoestima, empleabilidad, convivencia, entre otros. Para seguir incrementando la respuesta del Estado, Villegas adelantó que están trabajando en abrir un albergue lo antes posible. "La idea es no esperar al invierno".
Con respecto a las quejas sobre las condiciones del lugar, aseveró que visitaba el refugio varias veces por semana y que la comida siempre fue de excelente calidad. En cuanto a los baños, explicó que en contadas ocasiones se acabó el agua y por ello tuvieron que cerrarlos, pero que estuvieron siempre disponibles. "La verdad que es muy difícil conformar a todos porque están conviviendo muchas personas que no se conocen", manifestó.
Organizaciones colaboradoras
La ONG Voluntarios en Red calcula que en el Gran Mendoza hay unas 350 personas en situación de calle, que además de las plazas eligen la Terminal, el Hospital Central y los puentes para cobijarse. "Ellos tienen derecho como cualquier persona de dormir y bañarse, por eso intentamos ayudar a que haya refugios permanentes", expuso Hugo Fiorens, titular de la entidad.
Mientras estuvo abierto el refugio, los voluntarios les llevaron alimentos y actualmente continúan colaborando con ellos todos los sábados en la plaza San Martín. "No hay una verdadera solución para ellos, por eso intentamos acompañarlos, escucharlos y dignificarlos", subrayó Fiorens.
Noelia Aguilar pertenece a los salesianos de Don Bosco y durante varios meses trabajó como voluntaria para preparar la comida en el refugio. "Íbamos antes de que llegaran para poder prepararles la cena. Se recibían muchísimas donaciones", recalcó la joven que aunque ya no está más en el albergue sigue en contacto con ellos.
"Todavía no sabemos qué va a pasar el año que viene. Lo importante es que se sigue trabajando. Hasta se ha conseguido dinero para que dos de ellos vayan a Córdoba para recuperarse de las drogas", precisó.
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